- Producción.
Dado que El Salvador tenía tierras fértiles para la producción del café esta fue planeada de la manera siguiente:
- Preparación de la tierra.
Los empresarios o agricultores que quisieran establecer una finca de café primero tenía,que preparar el terreno para la siembra de las plantitas de café, que previamente habían sido atendidas en semilleros, Parte de esa preparación consistía en despejar los suelos mediante la tala de algunos de los árboles, dejando en pie otra cantidad considerable que se conservaba para dar sombra a los cafetales. Los productores también tenían que asegurar suficiente mano de obra para cuidar los árboles y limpiar los cafetales regularmente. Cuando los árboles comenzaban a producir granos de café a los cinco o seis años de haber sido sembrados, el productor tenía que obtener suficiente mano de obra
Durante los meses de cosecha (generalmente de diciembre a febrero) como para recoger todo el café y hacerlo llegar a los comerciantes o beneficiadores. Esta mano de obra podía provenir de los propios miembros de la familia del productor de café o de trabajadores a quienes se les pagaba de acuerdo al peso del grano que recogieran.
En esta labor participaban adultos y niños de ambos sexos, pero en especial figuraban las mujeres y muchos trabajadores de la vecina república de Guatemala que venían a trabajar a El Salvador por unos meses al año.
Además del cultivo propiamente, la producción de café incluye una fase industrial mediante la cual se despulpa la semilla y se seca para que quede solamente el grano.
- Maquinarias Utilizadas.
Al principio, durante los años de 1860 a 1880, no se usaba maquinaria muy complicada para este proceso. Existían unas máquinas pequeñas para despulpar y secar, algunas de las cuales fueron inventadas en El Salvador. A medida que la producción de café se expandió, algunos de los productores y comerciantes invirtieron en la compra de maquinaria más compleja, casi siempre de fabricación inglesa o norteamericana. Con esto, los beneficiadores lograban una mayor ganancia al comprar el grano sin procesar de muchos productores, ya fueran estos campesinos o agricultores mayores.
- Formas y lugares de producción del café.
Para iniciar los trabajos del ciclo agrícola, muchos de los productores de café a menudo se endeudaban con los comerciantes, beneficiadores o exportadores. Estos comprometían su próxima cosecha para pagar el préstamo. Si el precio del café subía, el productor lograba cancelar el préstamo sin problema; pero si el precio del café bajaba, entonces el productor podía terminar endeudado por
más de lo que le pagaban por su café.
Si estas deudas se acumulaban, los productores podían terminar perdiendo sus tierras a manos de sus acreedores. Esto dificultaba especialmente la participación de los pequeños propietarios en la producción cafetalera, pues, como no existían bancos que les prestaran, casi siempre tenían que depender de comerciantes o terratenientes grandes que cobraban tasas de interés de hasta el 2% mensual. Ya que la producción cafetalera estaba restringida a ciertos tipos de suelos, incluyendo aquellos ubicados cerca de carreteras, ferrocarriles y puertos existentes, la economía del grano tuvo siempre un carácter regional. Los departamentos productores siempre han sido los mismos: Santa Ana, Ahuachapán, La Libertad, Usulután y, en menor grado, La Paz y San Vicente. Y aun dentro de estos departamentos existen zonas costeras y otros terrenos planos que nunca han sido utilizados para la producción de café. La producción cafetalera empezó casi siempre en las afueras de las ciudades (Santa Ana, Ahuachapán, Santa Tecla, Santiago de María) y se extendió hacia el interior, llegando a veces a ocupar tierras en municipios aledaños.
Las fincas de café durante el siglo 19 no eran muy grandes; sólo unos pocos productores tenían fincas de más de veinte o treinta hectáreas. La mayor parte de las fincas estaban por debajo de este tamaño, aunque para fines de siglo ya existían empresarios que ocupaban varios cientos de hectáreas, además de tener sus propios beneficios y casas de exportación. Por ejemplo, a comienzos del siglo 20, el señor Ángel Guirola ya tenía 310 hectáreas en producción en Nueva San Salvador y era uno de los productores más fuertes del país en esa época. Otros productores producían café en sólo unas pocas hectáreas, a la par de sus siembras de granos básicos, frutas y vegetales. En algunos casos, varias haciendas en la región costera que se originaron en el período de la colonia también participaron en la producción de café, pero sólo dedicando una pequeña porción de sus tierras al arbusto.
Aunque la producción cafetalera trajo al país ingresos que de otra manera tal vez no hubiera tenido, la dependencia alrededor de un producto que absorbía grandes recursos naturales y humanos también acarreó riesgos y problemas. El principal problema durante el siglo 19 fue la fluctuación frecuente de los precios del café en Europa o Norteamérica, que a veces bajaban por debajo del costo de producción del grano. Cuando el precio bajaba, los ingresos de los distintos sectores sociales relacionados con el café bajaban también, afectando así los ingresos del estado y el bienestar de la economía en general.
Muy buena información.
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